Morelia, Michoacán, 27 de octubre de 2025. — Este martes dará inicio en la región de Zitácuaro el primer juicio por crueldad animal en Michoacán, derivado del ataque cometido contra “Huesitos”, un perro en situación de calle que fue agredido con un machete por una comerciante que —según testigos— se molestó al verlo dormir frente a la Central de Autobuses del municipio.
El hecho ocurrió el 3 de noviembre de 2024, cuando la mujer arremetió contra el animal con un machete, provocándole heridas graves. Un testigo que intentó intervenir también fue agredido y amenazado, aunque logró poner al lomito a salvo. Gracias al apoyo de rescatistas locales, Huesitos sobrevivió tras recibir atención médica especializada.
La denuncia fue presentada por la activista Kathy Argüello Flores, quien además cubrió los gastos veterinarios y acompañó el proceso legal ante la Fiscalía General del Estado (FGE). No obstante, tanto ella como otro denunciante recibieron amenazas para que desistieran del caso.
En su momento, un juez determinó prisión preventiva justificada para la agresora, al considerarla un peligro para la comunidad. Sin embargo, el proceso enfrentó múltiples retrasos antes de llegar a juicio.
De acuerdo con Argüello Flores, la imputada ya había sido señalada por otros actos de crueldad, como ahorcar cachorros frente a sus hijos menores.
“Este no es solo un caso de maltrato animal; es una alerta roja que el sistema de justicia debe tomar en serio. Al castigar la crueldad contra los animales, también protegemos a la niñez, a las mujeres y a la comunidad entera”, subrayó la activista.
Por su parte, el abogado Carlos Daniel Cordero Maya, representante del Comité Estatal Animalista de Michoacán (CEAM) y de la Asociación de Abogados Animalistas de México (ASAAM), pidió al Congreso local endurecer las penas por maltrato animal, argumentando que la violencia hacia los animales “es la antesala de la violencia humana”.
El juicio por el caso Huesitos será observado de cerca por organizaciones animalistas en todo el país, que lo consideran un paso clave para consolidar la justicia y el reconocimiento de los animales como seres sintientes dentro del marco legal mexicano.

