Morelia, Michoacán. Aproximadamente el 60 por ciento de los casos de violencia reportados contra adultos mayores en la capital michoacana están relacionados con violencia económica, siendo el robo o uso indebido de las tarjetas del Bienestar el principal problema. Así lo informó el director del DIF Morelia, José Manuel Álvarez Lucio.
En entrevista, Álvarez Lucio mencionó que al menos una veintena de denuncias se han presentado por omisión de cuidados hacia adultos mayores, en las cuales sus hijos o familiares cercanos se apoderan de sus tarjetas del Bienestar, destinadas para recibir apoyos federales.
«Hay adultos mayores que no tienen para comer o comprar medicamentos. Cuando investigamos y les preguntamos por su tarjeta del Bienestar, mencionan que se las quitó un hijo o una hija, o que la ‘perdieron’. Al revisar, descubrimos que alguien más ha estado retirando el dinero,» explicó Álvarez.
El DIF Morelia ha establecido un protocolo para asistir a los afectados, ayudándolos a gestionar la reposición de sus tarjetas y asegurando que estas queden bajo su resguardo. Sin embargo, el problema se complica cuando los adultos mayores entregan voluntariamente sus tarjetas a sus familiares, lo que técnicamente no califica como un robo.
«Si el adulto mayor decidió entregar su tarjeta voluntariamente, está regalando su dinero, aunque esto les genere carencias. Nuestro trabajo es brindarles opciones para proteger su ingreso,» añadió el funcionario.
La mayoría de los casos llegan a las autoridades gracias a denuncias de vecinos, ya que los adultos mayores afectados suelen evitar denunciar por temor o dependencia hacia sus familiares, quienes son los principales agresores. Esto crea un ciclo de silencio que dificulta la intervención oportuna.
El DIF Morelia instó a la sociedad a estar atentos a posibles casos de violencia económica contra adultos mayores y reportarlos de manera anónima para que las autoridades puedan intervenir. También se hizo un llamado a las familias para que respeten los recursos destinados a sus familiares mayores, quienes en muchos casos dependen de esos ingresos para cubrir sus necesidades básicas.
Este problema evidencia la necesidad de fortalecer los mecanismos de protección para los adultos mayores y promover una cultura de respeto hacia esta población vulnerable.